Los 7 mejores discos de rocksteady

Los 7 mejores discos de rocksteady

Rocksteady

El rocksteady es un estilo musical jamaicano que dominó la escena en la isla caribeña e irrumpió con fuerza en las listas y pistas de baile británicas entre los años 1966 y 1968. Caracterizado por un ritmo lento, situando al bajo en primer plano, one drop de batería (acentuando el tercer tiempo del compás generalmente con el bombo) y con protagonismo de los cantantes. Canciones en su mayoría sobre un amor romántico perdido, encontrado o ignorado.

El origen de su nombre está en un baile en cual el cuerpo se mueve y balancea con un ritmo constante (rock) en una ubicación fija (steady). El sofocante verano de 1966, uno de los más calurosos en la historia de Jamaica, sumado a la violencia desatada por las pandillas en los ghettos de Kingston hizo que el público pidiese ritmos más lentos que el ska.

La electrificación del bajo y el órgano y el ahorro económico que suponía no llevar vientos son otros de los factores que contribuyen a su explosión, colocando al bajo como protagonista, piedra angular sobre la que girará la música jamaicana durante los siguientes 20 años.

No fue tarea fácil seleccionar sólo 7 discos. Siempre quedarán fuera muchos artistas y albums merecedores de entrar en cualquier lista. He intentado recopilar discos de las principales figuras, dejando fuera los innumerables y maravillosos recopilatorios grabados en la época. Quedan fuera grandes grupos como The Melodians, The Gaylads o artistas como Desmond Dekker o Bob Andy.

Destacan los sellos Studio 1, con Coxsone Dodd y Leroy Sibbles y los Soul Vendors como banda de estudio; Treasure Isle con Duke Reid y Sonia Pottinger produciendo posiblemente los mejores discos de este estilo.

Bunny Lee (Trojan, Jackpot, Lee, Striker Lee) es uno de los grandes artífices de la expansión internacional del reggae, al ser un pionero en el mercado británico, cediendo las licencias de sus producciones a los sellos Pama y Trojan.

Gracias a la expansión del mercado fuera de Jamaica y a la insaciable demanda proveniente de Reino Unido entre 1967 y 1975, la producción musical se multiplica en cantidad y calidad. Sienta las bases para el crecimiento del reggae en Europa y la proliferación de bandas fuera de Jamaica.

1. Alton Ellis – Alton Ellis Sings Rock and Soul (Studio One, 1967)

Alton Ellis, “The Godfather”, el padrino del rocksteady, divide su extensa obra entre los estudios de Studio 1 y Treasure Isle. Tras una gira por Reino Unido junto a Ken Boothe y los Soul Vendors, la banda de estudio de Studio 1 graba para con ese sello este album.

Contiene muchos de los hits de este prolífico autor, siendo algunos de ellos versionados hasta la actualidad (“Mad mad”, “I’m still in love”) o la canción que da nombre al estilo “Get Ready (Rocksteady)”.

Alton Ellis comienza su carrera como cantante de R&B en 1959, convirtiéndose posteriormente en una de las grandes figuras del rocksteady, acompañando la temática romántica con otros temas anti-rudie (pandilleros de los ghettos de Kingston) como “Dance crasher” o “Cry tough”.

Ellis pasa la mayor parte de su vida en Reino Unido, adaptando su estilo a la evolución de la música jamaicana, grabando y girando con regularidad, pasando del roots reggae a los sonidos ochenteros emergentes y la nueva era digital.

Sin duda un imprescindible de la música jamaicana.

2. Ken Boothe – Mr. Rocksteady (Studio One, 1967)

El título ya lo dice todo. Otra joya de la factoría de Studio One y “Coxsone” Dodd. Es el primer LP que graba este artista e incluye auténticos himnos de este estilo como “Puppet on a string”, “I don’t want to see you cry” o “My heart is gone”.

Publicado en 1967, contiene algunos temas híbridos entre ska y rocksteady, dando lugar a esos temazos difíciles de categorizar, pero maravillosos para pinchar enlazando estilos. Aunque el estilo no sea quizás “puro” rocksteady, es muy interesante ver la evolución del género desde sus primeros pasos.

Ken Boothe graba este primer LP con 19 añitos (sus primeras referencias son de 1963, con 15 añitos). El cantante, aun en activo, supo adaptarse a la evolución musical de la vibrante isla y cuenta con 30 álbums y más de 370 singles a sus espaldas.

3. The Heptones – On Top (Studio One, 1968)

Publicado en 1968 en Studio One. Su líder, Leroy Sibbles, pasaría a ser la mano derecha y artífice de gran parte de las exitosas producciones salidas del número 13 de Brentford Road. El papel de Sibbles en la música jamaicana es frecuentemente infravalorado, destacando no solo como vocalista, si no como bajista, arreglista y productor.

Difícil escoger entre este disco o su primer trabajo, “The Heptones”. Finalmente me decanto por este disco por ser un killer tras killer: “Equal rights”, “Pure sorrow”, “Heptones gonna fight”, “We are in the mood”, “Pretty looks isn’t all” o “Party time”. Todos auténticos clásicos de este estilo.

La presencia de un trío vocal con diferentes tonos y harmonías, una deliciosa línea de bajo y mucha presencia de vientos hacen de este disco una auténtica caricia para los oídos. Además, la lucha por los derechos civiles e igualdad social está muy presente temáticamente, mezclando canciones de amor y temas reivindicativos.

Un disco para escuchar de principio a fin.

4. Keith & Tex – Stop that train (Crystal Records, 1991)

Aunque editado como LP en 1991, recoge los trabajos del productor y figura esencial en la música jamaicana Derrick Harriott y los cantantes Keith Rowe y Texan Dixon. Keith & Tex han grabado algunos de los himnos más representativos, conocidos y versionados del rocksteady.

Editado por el sello de Harriott, Crystal Records, incluye canciones grabadas entre 1967 y 1970 bajo la batuta y dirección de Harriott. Alcanzan su máximo esplendor en temas como “Tonight”, “Stop that train”, “Hipnotizing eyes”, “What kind of fool” o “Don’t look back”.

Destacan sus letras románticas con todas sus variables y la delicadeza de los arreglos de órgano y guitarra en sus canciones.

Pese a la calidad de su trabajo, este dúo no tiene muchas más referencias. En la actualidad siguen girando por todo el mundo.

Mención aparte merece su productor, Derrick Harriott, uno de los fundadores del estilo, pasó de ser cantante a productor, y propietario de sellos y tiendas de discos. Su aportación a la música jamaicana tiene un valor incalculable, llevándola un paso más allá y no dejando nunca de innovar.

Harriott fue uno de los primeros en adaptar el R&B americano a ritmos más jamaicanos en los años 50 con su dúo The Jiving Juniors. Destaca el hit “Lollipop girl”, que según cuenta la leyenda tuvo tanto éxito que llegaba a sonar 15 veces seguidas en los soundsystems de Kingston.

Juntó a distintos músicos en un conjunto llamado The Desmond Miles Seven con los que experimenta mezclando las influencias del R&B, doo wap y soul americanos. De estas grabaciones comienza a germinar el rocksteady, perfeccionando este estilo en temas como “Loser”, “Do I worry” o “Solomon”.

Pasados los años sigue actualizándose dejando para la posteridad temas como “Message for a black man” o “Am I black enough” en los que fusiona funk, soul y reggae con una elegancia insuperable.

5. The Paragons – On the beach (Treasure Isle, 1967)

Otro de los tríos vocales con más talento de la isla. El grupo se configura como trío en 1965 con John Holt (pieza clave en la música jamaicana que continuaría su carrera en solitario), Tyrone Evans y Howard Barrett.

Graban en los estudios de Treasure Isle para el productor Duke Reid y en 1967 sacan este maravilloso LP, con Tommy McCook & The Supersonics como banda de estudio. Las geniales melodías vocales y harmonías hacen de este disco un perfecto punto de partida para adentrarse en el mundo del rocksteady.

Lleno de hits como “On the beach”, “The tide is high”, “Island in the sun” o “Riding high on a windy day”, hacen de este disco un indispensable para los amantes del rocksteady.

Tras la marcha de John Holt en 1970 el grupo no vuelve a dar con la clave y se disuelve, al mismo tiempo que el rocksteady va perdiendo fuelle para dar paso al roots reggae, donde Holt seguirá cosechando temazo tras temazo.

6. Phyllis Dillon – One life to live (Treasure Isle, 1972)

El disco con mayor presencia femenina de este estilo, con Dillon a la voz y Sonia Pottinger a la producción para el sello Treasure Isle. Grabado en 1972 y más heterodoxo que los otros de la lista, aporta una buena dosis de frescura al estilo.

Con temas antológicos como “Picture on the wall”, “One life to live” o “Eddie oh baby” de puro rocksteady, también aparece la influencia de otros estilos. “Long time no nice time” trae reminiscencias del mento (música tradicional jamaicana, precursora del ska) y el calypso. Brutal la versión que hace del “Woman of the ghetto” de Marlena Shaw.

Con Pottinger y Reid graba otros clásicos como “Don’t stay away”, “Rocksteady” o la fantástica versión del clásico “Perfidia”.

Dillon, una de las mejores voces del rocksteady y sin duda la reina de este estilo, emigra a Nueva York a finales de 1967. Durante los siguientes 5 años lleva una doble vida: por un lado, como trabajadora en un banco y madre de familia, pero con frecuentes viajes a Kingston para seguir grabando para Duke Reid y Sonia Pottinger.

Sobresaliente dentro y fuera de los escenarios, sin duda marca una época.

7. The Uniques – Absolutely The Uniques (Trojan Records, 1968)

Era imposible dejar fuera al productor Bunny Lee. Lee recoge el testigo de los tres grandes (Dodd, Reid y Buster) para continuar su estela y llevar a la música jamaicana a una nueva dimensión. Comienza su carrera trabajando para los productores Duke Reid y Leslie Kong, aprendiendo el oficio desde la base. En 1967 funda el sello Lee’s. Comienza así a producir hit tras hit con algunas de las figuras más grandes del momento: Lester Sterling, Derrick Morgan, Stranger Cole, Max Romeo, Delroy Wilson y por supuesto Slim Smith, Pat Kelly.

The Uniques es otro trío vocal, muy inspirado en los Impressions de Curtis Mayfield, que no solo inspira, sino que produce varios discos de ska y rocksteady. Graban el LP “Absolutely the Uniques”, el único con esta formación. Incluye temazos como “Gipsy woman”, “Just a mirage”, “Run come” y el que es para mí uno de los mejores temas de este estilo, “My conversation”.

Destaca la genialidad de su líder, Slim Smith, con un falsetto característico e irrepetible. Formado por el propio Slim Smith, Roy Shirley y Franklin White, la genialidad de Smith es tan intensa y volátil como su estabilidad emocional. Etiquetado como excéntrico e inconstante, sus problemas de salud mental lo llevan al ingreso psiquiátrico en 1972.

En 1973, queriendo entrar en casa de sus padres y sin llaves, rompe la ventana y se hace un corte en el brazo, muriendo desangrado antes de que llegaran los médicos. Una breve carrera con un final demasiado abrupto y precoz, pero que deja un legado para la posteridad.

Como su líder, un disco y un grupo único.