Entrevista a Ganges

Entrevista a Ganges

Por Carlos Sastre

23 de noviembre de 2019. Una atmósfera expectante reina entre las butacas del Café Berlín. La camarera se desliza sigilosamente entre las mesas, dispensando las últimas cervezas. En el escenario, apenas un teclado, un pie de micro y una luz cenital que se ha vuelto más tenue, como anticipando la llegada de la artista. Esta no se hace esperar y sale de entre bastidores mientras se desata una cálida ovación que pronto se apaga mientras ella toma su sitio frente al teclado. Toda la sala toma aire para, con los primeros acordes de Taipei, sumergirnos en el universo de Ganges.

Durante un tiempo indeterminado, una bruma onírica nos envuelve y flotamos mecidos por los bajos profundos y la voz dulce de Tere. Boy Love Amor, el último trabajo de Ganges, se va desgranando poco a poco en una presentación que nos deja como en trance. De este se encarga de sacarnos el portero del Café Berlín, al que con su aspecto de ex-militar albano-kosovar no le resulta difícil desalojar a las más de 200 personas antes del siguiente concierto.

Tras la vuelta a la realidad, podemos charlar con Tere sobre Ganges, ese proyecto que comienza a tomar formar allá por el 2015 y que acaba de editar su segundo disco.

Por dar un poco de contexto… háblanos de Ganges antes de Boy Love Amor.

Es algo que se fue fraguando poco a poco, desde la primera vez que me subí a tocar en un escenario en mi colegio mayor. Poco a poco, comenzaron a salir los primeros temas y empezó a dibujarse en mi cabeza la idea del proyecto. Esas primeras canciones se las enseño a Álvaro, Jorge y Manu, les mola la propuesta y se acaban sumando. Más tarde ellos acabarían saliendo pero entonces todo estaba empezando a rodar. A través de un crowdfunding, conseguimos fondos para grabar primer EP, Lost Æsthetics, en el estudio El Invernadero de Brian Hunt.

Luego, en el verano de 2017 vivimos una época muy intensa. Quedamos finalistas del Proyecto Demo (organizado por Radio 3 y el FIB) y del concurso de bandas del DCODE. Además, ganamos el concurso de bandas del Mad Cool, que nos permitió tocar en ese festival.

¿Cómo fue aquello de tocar en el Mad Cool? ¿Crees que fue un salto cualitativo?

Ganar el concurso del Mad Cool fue una inyección de confianza en el proyecto. Acabábamos de sacar el EP, y tocar en un festival del nivel de Mad Cool fue la confirmación de que a alguien le interesaba lo que hacíamos. A nivel de audiencia creo que nos dio menos visibilidad de la que cabría esperar. Al final estás perdido en un mar de bandas, aunque de algún modo sientes que ya apareces en el mapa. Luego vendrían otros festivales como el SXSW en Austin o el Primavera Sound…

Luego vino el primer disco, homónimo al proyecto.

Era el paso lógico, el elemento que nos quedaba para sentir que éramos una banda al uso, más madura. Lo editamos con Luup Records, a los que conocimos a través de Pavvla, tras a ir a un concierto suyo.

En otras entrevistas de los pasados dos años, relacionan mucho a Ganges con The XX, Chet Faker e incluso Lana del Rey. ¿Te sigues identificando con estas referencias?

Creo que el proyecto está evolucionando, y a estas referencias se le suman muchas otras, y aportaciones propias, claro. Al final, ligar Ganges a artistas conocidos responde más a una necesidad, entendible, de poner etiquetas y colocar rápido a una banda en una categoría.

Tras esos comienzos, afrontas la creación de tu nuevo disco, con muchos cambios respecto al anterior. El primero, que te quedas sola en la formación. ¿Cómo cambio el enfoque en el proceso creativo en solitario?

Afortunadamente, siempre he llevado gran parte del peso de la composición. Es cierto que antes existía una dinámica de banda que ayudaba a terminar de cerrar los arreglos y encontrar el sonido con el que nos sentíamos cómodos. Con la salida de Álvaro y Jorge, ese proceso lo llevo yo sola, lo que me obliga a trabajar mucho más las canciones. He descubierto que disfruto mucho de ese proceso y que me está ayudando a madurar mucho como compositora.

Y en los directos, pasas a ser one-woman band…

Esa parte ha resultado bastante más dura. De estar arropada por una banda a estar sola, expuesta completamente al público. En mi primer concierto en solitario en Casa Corona, Valencia, estaba como un flan. Sin embargo, como en todo, vas cogiendo tablas, te enfrentas a ello y sigues adelante.

El otro gran cambio es que el disco pasa a estar completamente en castellano.

Ganges empezó como un proyecto en inglés, y cambiar al castellano fue difícil al principio. El inglés es un idioma muy sencillo a la hora de rimar, y por alguna razón es más fácil que las cosas queden bien. El castellano se entiende de forma muy literal en ocasiones, y puede resultar más difícil construir metáforas, que son el principal ingrediente de mis letras.

Me ha costado cambiar el chip pero creo ha sido para mejor. Me resulta más fácil ahora contar una historia a través de las canciones y la gente conecta más y se aprende las letras con facilidad… A día de hoy ya estoy más cómoda componiendo en castellano que en inglés.

Para quien no haya oído hablar de tu proyecto, ¿cuál es la mejor puerta de entrada al universo Ganges?

Sin duda los videoclips. Creo que permiten comprender el proyecto en su totalidad, desde la música a la propuesta visual. Más que nunca, hoy es vital ofrecer una experiencia audiovisual total. Los artistas, en plataformas como Instagram, ya no ofrecen solo su música, sino también una estética e incluso una narrativa. Por ejemplo, cuando escucho a Cigarettes After Sex me meto completamente en su mundo en blanco y negro. Lo mismo pasa, de forma más exagerada, con la estética trapera. Yo tengo la suerte de contar con Juanjo Marbai, que se está currando esta parte y le está dando una coherencia brutal al proyecto en la parte visual.

Aprovechando que has sacado el tema de Instagram: hoy día parece cada vez más fácil hacerse conocer a través de las redes sociales, aún sin casi recursos detrás. A la vez, ya no hay barreras de entrada, hay más competencia… ¿Cómo vives tú todo esto?

Es cierto que hay mucha más oferta, y que es más fácil llegar al público a través de estos medios. Pero yo no creo que el espacio que ocupa cada nueva propuesta se lo esté quitando a otra. Al contrario, un proyecto con inquietudes similares al mío puede acabar dándome a conocer a mí también. Lo mismo pasa si alguien de mi misma discográfica toca la tecla adecuada y empieza a despegar, eso redunda en beneficio de todos los que formamos parte de ella.

Por otro lado, creo que sigue existiendo cierta justicia entre todo este ruido. Si un proyecto es bueno y merece ser escuchado, de algún modo u otro acaba siéndolo, aunque quizás no a un nivel que te permita vivir de ello con holgura… Aquí sigue habiendo, como siempre en este mundo, un factor suerte con el que tienes que vivir.

Personalmente considero también muy importante ser autocrítico con tu proyecto. Yo me miro al espejo continuamente. Si una de mis canciones no está funcionando como esperaba, pienso que quizás el problema es mío, que algo no ha terminado de cuajar y el público no conecta…

De algún modo las redes están democratizando el arte: es el público el que elige, sin el filtro de la discográfica, editorial…

Bueno, tampoco nos engañemos. Con una campaña de 50.000 euros detrás vas a llegar a muchísima más gente, seguro. Una discográfica potente tiene el poder de aupar a alguien, en quién ha visto algo especial, en tiempo récord. Sin desmerecer a estos perfiles, yo admiro mucho a los artistas que empezaron de cero, tocando en salas pequeñas con cuatro gatos. Hay un sacrificio enorme detrás de eso. De todos modos, por Navidad he pedido esa campaña de 50.000 euros…

Siempre te ha interesado dar visibilidad a artistas emergentes. Antes incluso de embarcarte en tu proyecto, en Música entre sofás dabas a otros un espacio donde tocar, atraías un público… ¿sigues involucrada en este tipo de iniciativas?

Lo de Música entre sofás fue algo curioso, un proyecto muy ilusionante, que iniciamos sin saber de la existencia de Sofar, aunque hacíamos prácticamente lo mismo. Fue una etapa bonita, aunque ahora mismo ya no participo como organizadora. Sí he participado desde el otro lado. Hay algún vídeo por YouTube de Ganges tocando con Sofar.

Es tu oportunidad para visibilizar a artistas que crees que merecen la pena.

Primero os tengo que recomendar los dos proyectos de mi amiga Gabi (que además ha colaborado conmigo en Ashes), con sus dos proyectos Mow y Casero. De Galicia también están saliendo cosas muy chulas, como Sen Senra y Blanco Panamera. De Madrid deberíais seguirle la pista a Astro Fonda. Y de Barcelona están Cor Blanc, compañeros de Luup Records, que se merecen mucho ser escuchados!

Otra cosa que me gustaría visibilizar es algo que está consumiendo muchas horas de mi vida, el Mukbang: básicamente, vídeos de coreanos comiendo. Os lo recomiendo.

¿Dónde podremos verte próximamente?

Hay varias cosillas a medio cerrar que no puedo anunciar, pero de momento presento disco el 7 de febrero Barcelona en la Sala Taro.

Si te ha gustado este artículo quizás te interese:
Entrevista a Rodrigo Cuevas