Puta Nostalgia

Puta Nostalgia

Por Sergio Llauger

Este artículo fue escrito originalmente para el fanzine Plata y Pixel.

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Antes de nada decir que no soy de esa gente rancia que considera que antes se hacía mejor cine, mejor música, que la gente era más creativa, que piensa eso de «es que en la movida ya hacíamos eso que hacen las bistecs», etc, etc, etc. Considero que a día de hoy tenemos tanto ingenio y tanta creatividad como en cualquier década que ha disfrutado de la cultura pop. Pero… ¿Qué está pasando con el cine comercial? ¿Dónde están esas creadoras que nos contaban esas fantásticas historias que nos hicieron soñar cuando éramos críos? Pues parece ser que se han jubilado todas y las que están ahora sólo saben hacer mejunjes de lo anterior. Es como si los chavales y chavalas que crecimos en los 80 y 90 solo quisiésemos masturbarnos con nuestras películas de la infancia en vez de crear otras nuevas. Que si Star Wars capitulo 2000, Star Trek con un nueva línea temporal, las cazafantasmas, remake de Terminator, Jurasic World, Blade Runner 2049… ¿Que es Stranger Things sino un meme homenaje a los millenials que tanto nos queremos a nosotros mismos? Pero esto que estoy diciendo no es nada nuevo, ya habréis leído mil veces que la nostalgia está de moda, y no voy a negar que esta moda a mí también me esta cundiendo. El problema es para las personas que crezcan con el cine de hoy, que no van a tener sus propios mitos. Sus héroes van a ser reciclados de la generación de sus padres. Incluso el universo cinematográfico de Marvel, que puede parecer tan fresco en muchos aspectos, son historias y personajes que en su inmensa mayoría se crearon entre los años 60 y 80. Necesitamos un nuevo Spielberg, no que reciclen las historias de éste.

Antes, en la ducha, mientras le daba vueltas en mi cabeza a este artículo pensaba. ¿Cuál fue la última gran sorpresa del cine de ciencia ficción, del cine familiar, etc.? En el cine de animación no vamos tan mal. Frozen o Inside Out ya son clásicos que quedaran en la sesera de la chavalada de hoy en día. Pero en la ciencia ficción la última gran sorpresa fue Avatar. ¡AVATAR! Y fue en 2009. ¿El último personaje carismático de un guión original que llegó para quedarse en nuestra cultura popular? Juraría que fue el capitán Jack Coñazo Sparrow, que si fue genial en la primera entrega fue una tortura en las infinitas secuelas. ¡Y la primera fue en 2003! O a nuestra durísima Beatrix Kiddo, que también es del mismo año. Seguro que en vuestra cabeza hay otros ejemplos más recientes, ahora mismo a mí, delante de la pantalla del ordenador no se me ocurren otros.

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Por otro lado también es verdad que sólo estoy hablando de cine. A partir de aquí voy a ser un poco menos catastrofista. Lo que nos está salvando el culo en esta década es la televisión. Son las series de televisión. Si lo último en cine fue Avatar, en la televisión tenemos el fenómeno cultural más bestia que hemos tenido en el siglo XXI, mi amadísima Juego de Tronos. O en segundo plano y ahora mismo de capa caída The Walking Dead. Tenemos personajes maravillosos, frescos, carismáticos como Tomas Shelby (Peaky Blinders) o incluso poniéndonos muy horteras y muy macarras tenemos a Jax Teller (Sons of Anarchy). Las series funcionan tan bien que hasta se ha acuñado el término seriéfilo. Hasta el cine comienza a imitarlo. Para ejemplo, Marvel, que saca unas tres películas al año como si fueran capítulos de la misma serie. ¿Alguno recuerda que las series tuviesen carteles de veinte metros en medio de la calle antes de Netflix? Yo tampoco.

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El problema no es que no haya nuevas historias, el problema es que las nuevas historias están en las series de televisión. Quizás esto sólo sea problema mío, pues si la tele lo hace bien ¿Qué más da que salga mal en el cine? Al final llegamos a lo que yo criticaba al principio. Soy un nostálgico al que le gustan las salas de cine llenas, sin un corte a los 45 minutos que le deje a uno en tensión durante una semana, que le gustan los trailers más que los anuncios y que recuerda cómo se le ponían los pelos de punta cada vez que se apagaban las luces y sonaba la melodía de Movierecord.