Alicia Niet, la innovadora cineasta gallega que viajó a Rusia

Alicia Niet, la innovadora cineasta gallega que viajó a Rusia

Por Sergio Llauger

Alicia Úbeda Suárez, también conocida como Alicia Niet, nació en A Coruña en 1994. Se fue a Madrid a estudiar comunicación audiovisual para convertirse en directora de cine, escribe poesía desde que es una enana y ahora vive en Rusia, donde se gana la vida haciendo ilustraciones sobre LGTBI+ y Putin. Puede parecer que todo lo que se cuenta en esta entrevista es fruto de la imaginación o que estamos ante la segunda parte de “La danza de la realidad”. Pero no. Alicia Niet es real y la fuga de cerebros de este país se hace más dura con una artista tan polifacética como ella fuera de nuestras fronteras.

¿Por qué Rusia?

Esta pregunta me la hacen todos los días desde que me mudé allí. Llevo año y medio contestando a esta pregunta casi a diario. Ha llegado a aburrirme tanto esa pregunta que cada vez que me la hacen acabo dando una contestación distinta para que no se me haga tediosa. Jamás he mentido al contestarla, pero como nunca hay un solo motivo, siempre hay varios motivos y diferentes puntos de vista… Dependiendo del día termino contestando una cosa o otra. ¿Qué pasa? Pues que a día de hoy ni yo misma sé muy bien distinguir qué motivo fue más importante que otro. Además depende mucho del momento de mi vida o del día que esté teniendo el pensar por qué estoy viviendo en Rusia. Digamos que la raíz de todo fue que en A Coruña, cuando yo tenía unos tres años, mi padre me llevó a ver un barco ruso que atracó en el puerto. Uno de los marineros me invitó a subir al barco. Aquel marinero ruso me gustó mucho y se convirtió en una especie de fantasía erótica platónica. Mi padre introdujo al personaje del marinero ruso en los cuentos que me contaba cuando me cepillaba los dientes. Así pues fui creciendo con ese imaginario que con el tiempo desembocó en compositores rusos de música clásica, cine soviético, literatura rusa, etc. La primera vez que viajé a Rusia fui buscando cierta imagen idealizada que todo el mundo tiene de ese país a través de la cultura que nos llega. Pero una cosa que me gusta de mí es que nunca me quedo en el nivel de idealización de las cosas, y aún así la mayor parte de las veces las sigo percibiendo con la misma esencia de hermosura que percibo desde la idealización. La cuestión es que no fui buscando algo que no existía ni me decepcionó lo más mínimo lo que encontré allí.

En tus ilustraciones caricaturizas a Putin y muestras relaciones entre personas del mismo sexo ¿Es peligroso hacer esto en el país de los gopniks?

Primero quiero matizar que lo de que me gano la vida haciendo ilustraciones de LGTBI+ y de Putin es cierto, pero a día de hoy he ampliado bastante las temáticas con las que trabajo. Lo quiero puntualizar porque puede que ahora solo el treinta por ciento de mis dibujos tratan estos temas, pero los demás tienen más que ver con los sueños que tengo por las noches. Con mis dibujos lo que hago es suplir la carencia de capacidad de comprensión, comunicación y expresión emocional que tengo en Rusia. Es cierto que yo hablo ruso y soy capaz de comunicarme en cuanto a necesidades más pragmáticas o hablar de las cosas que pasan, de las cosas que existen. Pero de las cosas que no existen todavía me es muy difícil hablar. Todo el mundo tiene la necesidad de comunicar ese tipo de sensaciones a otros seres humanos y a mi eso es algo que me falta. A través de mis dibujos siento que si las puedo expresar. No digo que puedan ser entendidos por todo el mundo, pero si que creo que pueden ser sentidas por todo el mundo.

En cuanto a la pregunta de que si algunos de mis dibujos son peligrosos la verdad es que sí. Yo parto de la idea de que mostrar relaciones entre personas del mismo sexo o del mismo género debería ser algo normal. Algo que ni siquiera tuviese que ser mencionado. También parto del hecho de que caricaturizar a personajes públicos, especialmente políticos, es algo inherente al ser humano. Forma parte de la libertad de pensamiento crítico. Sobre todo porque el pensamiento crítico está muy relacionado con el sentido del humor. Allí, debido a la situación que hay en el país, este tipo de dibujos no sólo están mal vistos sino que realmente son ilegales. Si yo no he tenido hasta ahora más problema que tres amenazas puntuales ha sido porque no soy especialmente famosa ni estoy haciendo algo que suponga una gran implicación social. Mis dibujos se venden en una tienda de la ciudad, pero allí no puedo vender los más explícitos ni los que tienen que ver con política. En otras tiendas no me los han aceptado y las exposiciones que he hecho siempre han sido de manera underground. En algunas de mis exposiciones sí que he llevado temas de género de una forma un tanto subrepticia. Nunca dejo claro qué es lo que voy a hacer para que cuando llegue con mi trabajo no me lo puedan echar atrás. No puedo decir que viva con miedo, pero sí que soy consciente de que algún día puedo tener un buen susto. Es parte del encanto. También decir que el año pasado se juntó este miedo con la falta de libertad que sentí no solo en la representación de este tipo de cosas sino en la vivencia propia de este tipo de cosas. Yo soy una persona acostumbrada a sentirme libre y a vivir mi sexualidad con mucha libertad, con mucho placer y con mucho regocijo. La represión en este sentido fue algo que noté bastante. Así que puedo decir que lo de los dibujos, aunque a veces sí que me ha supuesto un quebradero de cabeza, es también una declaración de principios. Me gusta el hecho de seguir haciéndolos y me ayuda en cuanto a expresar cosas que no puedo exteriorizar de forma tan cotidiana como cogiéndole la mano a una chica por la calle.
Añadir que parte de la gracia que tienen estos dibujos, los cuales creo que no podrían ser entendidos de la misma manera en España, es que no simplemente represento estas cosas, sino que las mezclo con textos de canciones rusas, que no tienen nada que ver con estos temas, pero que sacadas de contexto pueden relacionarse. O de cuentos y leyendas rusas. Esto hace que se mezclen diversos elementos que de primeras son muy contrarios entre sí y que para el público ruso es una nueva dimensión a la hora de entender las cosas. Es como si llegase un ruso, cogiese letras de reggaeton y las descontextualizara para convertirlas en reinterpretaciones que no tienen nada que ver. Reinterpretaciones que incluso pudiesen llegar a ser feministas. Reinterpretar todo esto me parece muy interesante. Canciones protesta rusas que se usaron para denunciar ciertos cambios durante la caída de la Unión Soviética las he utilizado para denunciar cambios de otro tipo. Defendiendo, por ejemplo, la libertad de las abuelas de tener la vida sexual que ellas quieran. Son cosas que en especial la gente joven de aquí valora mucho.

¿Es cierto que Yung Beef y Khaled te están pidiendo ilustraciones? ¿Cómo os conocisteis?

Por desgracia tengo que desmentir que Yung Beef me haya pedido una ilustración. Más bien he sido yo quien lo ha retratado y acosado por diferentes redes sociales para ver si me hacía un poco de caso. El objetivo en ese momento no era tampoco que viese mi dibujo sino acostarme con él. Aunque hace tiempo que aparqué esa fantasía. Sigo soñando con él varias noches por semana, pero lo veo como alguien bastante inalcanzable. Aunque creo que podríamos tener conversaciones bastante interesantes si se diera el caso de conocernos en persona. La verdad es que a los Pxxr Gvng les seguí la pista desde muy temprano. De hecho participé en el crowdfunding del videoclip de “Tu coño es mi droga”. Antes de que el trap se volviese masivo en España yo ya estaba ahí metida. A menudo me pasa que como yo soy bastante cultureta y me suelo mover en ambientes que podríamos etiquetar de intelectuales la gente me habla de ellos como algo que no me va a gustar o no voy a conocer y les tengo que recordar que yo los escuchaba antes de que ellos nacieran.

Lo de Khaled sí que es verdad. Justo ahora hemos estado hablando para que le haga la portada de un EP nuevo que va a sacar titulado “La tentación del bloque” con tres temas de reggaeton. No recuerdo muy bien como conocí a Khaled. La primera vez que nos vimos creo que fue cuando vivía en Granada. Él es de allí y yo andaba muy metida en toda la movida del trap. Fui a algún concierto suyo. Una vez nos encontramos de fiesta y estuvimos perreando. Pero ya sabes, perreaba tanto conmigo como con mil más. La primera vez que sí tuvo consciencia de que yo existía fue cuando lo grabé en Lavapiés hace unos meses. Estaba haciendo un documental sobre la libertad al estilo de Passolini con “Comizi d’amore”. Yo iba por la calle preguntando a gente aleatoria qué es para ellos la libertad, si se sentían libres, etc. Parece un documental un poco simplista, pero dependiendo de las respuestas de cada uno las preguntas iban aumentando. A una de las personas que me encontré por la calle fue a Khaled que estaba con otro trapero llamado  Young Palmera. La verdad es que fue bastante interesante y que Khaled dijo cosas más inteligentes de lo que yo esperaba. Este tipo de personajes públicos que son tan estrafalarios no diría que son tontos ni mucho menos, pero a veces no te esperas que sus opiniones vayan a tener tantos matices porque tienen un estilo de vida tan radical que a veces parece que ellos mismos van a caer en esto de que las cosas son negras o blancas. Pues pese a lo que yo pensaba la respuesta de Khaled tenía muchísimos matices cromáticos, cosa que me llamó la atención. Después de eso le envié la ilustración que había hecho de Yung Beef y fue entonces cuando me pidió que le hiciera una a él, que aún no he hecho aunque fue hace meses.

Te gusta dibujar a traperos y reggaetoneros junto a personajes mitológicos como Lilith ¿Disfrutas mezclando el mainstream con un arte más “intelectual”?

Sí. Disfruto haciendo eso. No lo hago como algo consciente. No es mi objetivo el mezclar dos tipos de arte, pero creo que hacerlo representa bastantes facetas algo contradictorias para la mayoría de la gente y que para mi son complementarias. Te pongo un ejemplo muy claro. Cuando la gente de mi carrera me conocía en clase y después me veían drogada por ahí, no se podían creer que esa alumna tan estudiosa hiciese esas cosas. Y los que me habían conocido por primera vez de fiesta no se podían creer que una persona que hacía esas cosas luego fuese una rata de biblioteca. A veces a la gente le cuesta asimilar o encasillar actitudes aparentemente dispares hacia la vida. Yo las asimilo como algo completamente natural y simplemente enriquecedor. La gente que solo se fija en la cultura mainstream me aburre, pero la gente que solo se fija en la alta cultura y desprecia la otra me aburre y me irrita.

De todas formas me parece algo interesante y gracioso como estética y conceptualmente puedo mezclar ambos tipos de cosas. Tampoco pretendo con esos dibujos poner al mismo nivel una escultura griega que a Yung Beef. No quiero decir que uno esté por encima del otro, pero son niveles distintos. No se pueden leer de la misma manera.

En tus películas rompes la narrativa y nos muestras imágenes inconexas rodeadas de un silencio casi meditativo¿Como definirías tu trabajo como cineasta?

La gente suele decir que el tipo de películas que me gustan son películas muy aburridas, así que imagino que por extensión mi trabajo como cineasta es aburrido para los demás. Yo diría que mi cine es sensitivo y sensorial. Me gusta mucho un poeta francés que se llama Rimbaud. Este poeta a través de muchas herramientas, como la sonoridad del lenguaje o el tipo de imágenes que transmite, termina llegando al lector de una forma más sensorial que racional. Por eso está muy relacionado con Nietzche y con Jim Morrison. Yo no soy ni mucho menos una artista como Rimbaud, pero salvando las distancias, sí que es cierto que el mecanismo que sigo para llegar al espectador, si equiparásemos poesía y cine, sería equivalente al de este poeta.

El mensaje de una película no se enseña únicamente a través de la narrativa de esa película sino también de forma visual. En mi documental sobre la libertad, por ejemplo, puedo grabar a una persona a la que le pregunto si es libre; si esta persona me dice que sí, pero a mi me da la impresión de que no lo es, para mí es mucho más efectivo cerrar el plano de manera que de un poco de claustrofobia. Corto a la persona haciendo que yo pueda darle la idea al espectador de que esa persona, bajo mi punto de vista, no es realmente libre. Lo que quiero decir con esto es que al final una película también se hace a través de imágenes. Esto aunque parece muy obvio no se suele tener tan en cuenta dentro del gremio. Fíjate qué curioso es que esto no se tenga tan en cuenta. Parece que en las películas siempre hay que decirlo todo, y a veces simplemente hay que mostrarlo todo o grabarlo todo de una determinada forma. Cuando me preguntas qué tipo de cine hago en realidad siempre va a depender de qué tipo de película haga. Pero supongo que para mucha gente siempre serán películas aburridas.

En este momento estás en medio de dos documentales ¿Que nos podrías decir de ellos?

Más bien de tres, lo que ocurre es que están en diferentes niveles de realización. Uno de ellos es el que ya te comentaba sobre la libertad. La idea es hacer una serie de preguntas a gente aleatoria. No tiene ninguna finalidad sociológica porque no es muy riguroso. Es un experimento para mí más que nada. La idea surgió con otras dos personas, una de ellas mi hermana Julia. La idea fue grabar a varias personas en Madrid y en A Coruña para luego repetir las preguntas a personas rusas. Esta parte está todavía inconclusa porque a mí no me gusta, ya que tiene que ser algo muy dinámico en lo que yo también formo un rol y decido qué preguntas hacer dependiendo de las respuestas de la gente… pues no me gusta grabarlo con un intérprete de por medio. De modo que yo calculo que me faltan un par de meses más para afianzar el idioma y poder hacer este documental por mi cuenta, cámara en mano y yo sola con la gente. Tengo otro documental en la cabeza desde hace medio año que va a tratar sobre una aldea fantasma en la que estuve el año pasado que está a nueve horas de la civilización que yo conocía. Es un documental que se puede plantear a muchísimos niveles: en primer lugar decir que el problema de las aldeas despobladas tras la caída de la Unión Soviética es algo que afecta al país en general por lo que sería un documental de un lugar en particular, pero que sería extrapolable a toda Rusia; en segundo lugar, puede ser un documental muy intimista sobre la vida de personas que han perdido todo delante de sus ojos y sin embargo han decidido quedarse en cierto sitio que está muriéndose lentamente. Además esa gente se conocen todos los unos a los otros, es decir que es un tipo de comunidad que a mí me recuerda mucho a una charca de estas en las que bulle la vida de un montón de microorganismos al mismo tiempo. Parece casi una vida efervescente. Todo se va condensando y condensando; en otro nivel podría ser una película sobre el lugar en sí. Una película sobre el vacío, sobre la ausencia… No tan intimista sino más desde una perspectiva social. Además este sitio es muy interesante porque hay un índice de criminalidad altísimo y todo el mundo allí tiene una historia a sus espaldas muy peculiar, en algunos casos hasta escalofriante. La primera vez que fui allí estuve emborrachándome en un garaje con unos tipos. Uno de los hombres con los que bebía había matado a un niño, lo había tirado a un pozo, luego lo sacó para robarle una cadena de oro y finalmente lo volvió a tirar. Otro había violado a una chica del pueblo… Todos tenían historias similares. Yo estaba allí sin saber quiénes eran ni qué historia tenían. Me enteré de todo esto al volver a la casa donde me quedaba. Aquella noche estuve con esos hombres bebiendo en un garaje bailando reggaeton y hablando sobre España. En ciertos puntos de la conversación incluso llegamos a entendernos los unos a los otros o al menos había ese espíritu en el ambiente de intentar comprendernos, de estar abiertos a escuchar los pensamientos de los demás. Es tan abrumador cómo puedes conocer a seres humanos según la perspectiva, en determinado momento, en determinado contexto… y apreciar ciertas cosas de ellos que luego quedan completamente socavadas por otras experiencias que luego te enteras de que han tenido. Todo eso me parece que es una joya en bruto para grabar.

En tercer lugar tengo otro documental pensado, una idea muy reciente sobre un chico que conocí en Moscú hace una semana. Un chico que lleva tres años viviendo en el albergue en el que dormí. Este chico tiene ciertos problemas sociales a la hora de interactuar con la gente. Se acercó a mi de forma bastante curiosa. Me alegro mucho de no haber tenido prejuicios con él. Bueno, sí los tuve, pero los superé. Me alegra el haber permitido que él se acercase… con cierta cautela ya que a veces me siento un poco intimidada cuando un hombre desconocido se acerca a mí con intenciones no claras. Pero lo primero que suelo pensar es que es un ser humano que por algún motivo quiere comunicarse conmigo y eso siempre es algo honesto. Luego puedo darme cuenta de que las intenciones son un poco más ruines, pero yo creo que siempre merece la pena tener una mirada ingenua. Este hombre se sentía solo. ME contó su historia y lo entendí. Es una persona que vive en la calle desde que tiene diez años. Recibió palizas brutales de mucha gente. Cuando sus padres murieron, los cuales habían perdido su custodia, sus “amigos” lo convencieron para que vendiera la casa para luego engañarle y robarle su dinero. Se quedó sin casa y sin casa no podía registrar su dirección en su pasaporte, por lo que no podía acceder a un trabajo normal y así ganar dinero para una vivienda digna. Ahora tiene treinta y dos años y ha estado dando tumbos toda su vida. Lo más sorprendente del caso es que aún así tiene una actitud frágil, agradecida y dulce. De alguna manera sigue confiando en la gente. A pesar de ello nuestra comunicación es muy difícil porque por una parte depende de mi una manera desesperada y por otra no se fía en absoluto de que no vaya a abandonarlo. Esto hace que nuestra relación sea muy complicada para mí y muy estresante. Si realmente decido grabar este documental va a ser todo un reto.

Has ganado un premio en Kazán. Háblanos del premio y de como lo ganaste.

El premio lo recibí por algo que no está muy claro si es un documental o un diario audiovisual de la primera vez que estuve en Rusia. La historia no tiene ninguna enjundia ni ningún mérito. Simplemente llegó un momento del año en el que me sentía muy frustrada. Tenía un trabajo que no me gustaba en el cual estaba un poco explotada debido a que mi situación con la visa me tenía entre la espada y la pared. No tenía otra opción que aceptar ciertas condiciones que no eran lo que yo quería. Esto hizo que llegara un punto del año en el que yo estaba muy frustrada porque estaba agotada físicamente y no tenía nada de tiempo para dedicárselo a proyectos propios. Entonces lo que decidí para compensar esa sensación de fracaso fue que, ya que no podía crear cosas nuevas, rescataría algunas que había hecho en el pasado y las mandaría a diferentes concursos. Más que nada por obligarme a mi misma a salir de la situación de desidia que siempre me acompaña. Casi todo lo que hago lo guardo en un cajón puede que por desidia o por inseguridad. Así que decidí rescatar esto y mandarlo allí. Le dieron un premio a mejor película extranjera. Yo no me lo esperaba en absoluto, tanto es así que ni siquiera fui. Pero fue una gran alegría la verdad. Fue algo muy simbólico y que llegó en muy buen momento.

En YouTube tienes una película titulada SUEÑO grabada en inglés y subtitulada en ruso ¿De que nos habla esta película?

Gracias por recordarme que está colgada en YouTube. Mañana mismo la eliminaré. No es algo que yo quiera que cualquiera pueda ver. La colgué en su momento para que la viesen ciertas personas, pero eso ya no tiene sentido. Esta película se titula “Sueño” porque la palabra sueño en español significa dos cosas: tanto la actividad que ocurre en nuestro cerebro mientras dormimos como fantasías o imaginaciones que tenemos de algo que deseamos que exista o que suceda. Algo consciente. Yo, por ejemplo, puedo tener el sueño de algún día poder construir un castillo. Sin embargo en Rusia tienen dos palabras distintas para este término que en español es el mismo. Para la primera persona rusa que conocí cuando llegué esto era algo muy interesante y que revelaba mucho no solo del idioma sino del carácter de la cultura española. Yo coincido con eso. Yo creo que la construcción del idioma, la construcción de la cultura en muchos otros niveles y el entendimiento del mundo están bastante vinculados. Por eso me pareció muy interesante titularla de esta forma. La película habla de muchas cosas: habla de cómo llegué a Rusia, de cierta relación con mi padre que arrastraba de antes, situación que se desvanece cuando llego allí. También habla de sentirme libre por primera vez en mi vida, de sentir que estoy en calma conmigo misma por primera vez en mi vida. Cuando estuve haciendo ese viaje fue la primera vez que sentí que yo era la única persona frente a la cual debía justificar mis actos. Ya no era el fantasma de mi padre, ya no era otros fantasmas u otras asociaciones. Era yo. Sentí que si yo hacía o dejaba de hacer algo era únicamente porque yo decidía hacerlo y solo tenía que rendir cuentas ante a mí. La película habla de todo eso; de los detalles que vi en Rusia que me llamaron la atención, de todo ese romanticismo que después no he dejado de buscar. Pero en el fondo el tema principal que trata es simplemente cómo me enamoré de un hombre y de cómo me tuve que separar de él.

¿Por qué colgarla en YouTube y no intentar entrar con ella en festivales? ¿Colgarás también tus próximos trabajos?

Sí, colgaré mis próximos trabajos si son resultados que a mi me parezcan interesante que pueda ver la gente con acceso libre. Por libre no me refiero a gratuito. Yo lo pondría gratuito siempre. Por libre entiendo que pueda acceder todo el mundo. Si el resultado final de lo que estoy haciendo me parece interesante lo colgaré. En cuanto a lo de no intentar entrar en festivales. No lo intento porque no me interesa. Tengo otras cosas en la cabeza. También es que tengo mucha desidia encima como comentaba. A lo mejor un día mando todo lo que tengo a festivales y explota el mundo. O a lo mejor no pasa absolutamente nada. Eso sería muy decepcionante. Pero que conste que la razón por la que no lo hago no es el miedo. En absoluto.

¿Que te gustaría grabar ahora?

Aparte de los documentales que ya he dicho, últimamente estoy grabando videoclips para un rapero que me gusta. Para mí este chico es el rapero del mar al igual que Manuel Antonio era el poeta del mar. Fueron videoclips hechos de manera completamente casera, con cámara en mano y muy espontáneos. Me gustaría seguir en esa línea de lenguaje audiovisual porque es algo para mí muy nuevo. Nunca vi la televisión por eso el tema de los videoclips siempre me ha quedado un poco a desmano. Me parece un lenguaje un poco estridente de más y que no me acaba de hacer sentir cómoda. Por eso ahora me apetece investigarlo un poquito más. También quiero hacer con un amigo unas grabaciones en A Coruña que traten sobre el mar y sobre el “koruño” como idioma. Me gustaría hacer algo romántico con el koruño porque todas las producciones audiovisuales que he visto sobre el koruño son en clave cómica, en clave paródica, en clave quinqui. A mi me gustaría hacer algo romántico y casi místico. Quiero hacer una grabación con una voz en off que hable en koruño y en la que cuente un cuento o una leyenda que trate sobre cómo fue el origen del koruño. Quiero que sea algo que se represente como el nacimiento de la diosa Afrodita. Como algo que viene del mar, como una divinidad que llega en forma de caracola a la orilla. Algo metafórico y bastante estúpido, pero muy poético.

Hace poco te abriste una cuenta en Instagram donde subes tus ilustraciones y en poco más de dos meses ya tienes más de mil seguidores ¿Por que crees que tus dibujos funcionan tan bien?

Yo en realidad no creo que mis dibujos funcionen tan bien. Me parece que mil seguidores son muy pocos. Pero si tú dices que funcionan bien supongo que será porque algunos de ellos hablan de temas de los que no es difícil hablar. A cualquiera le gusta ver un dibujo sobre la libertad sexual. No es difícil tener éxito con eso. Tampoco es que lo haga por ese motivo. Además muchos de ellos tienen visiones bastante personales y bastante peculiares. No tengo la idea de que yo esté funcionando en Instagram. Lo que yo hago en Instagram es divertirme mucho.

Escribes poesía desde muy pequeña ¿Donde podemos leer tu trabajo? ¿Tendremos alguna sorpresa en breves en cuanto a tu poesía?

Lo que pasa con la poesía es que, desde que me he ido a Rusia, todo lo que estaba acostumbrada a transmitir con ella lo empecé a transmitir con mis dibujos. No es que haya dejado de escribir, pero ahora mismo me estoy centrando más en publicar cosas visuales. Algunos de mis poemas saldrán dentro de poco en diversos fanzines de A Coruña. En Internet no tengo nada, aunque sí he pensado en volver a hacerme un blog como tenía antes ya que en Rusia he escrito algunos poemas bastante decentes. También tengo un libro publicado, pero me da muchísima vergüenza que la gente lo lea. Todo lo que hice antes del 2015 es completamente denigrante para mí. Lo posterior lo tengo escrito a mano. Por lo que si queréis leer mi trabajo tendréis que haceros amigos míos para que lo comparta con vosotros.

Respecto a lo de las sorpresas. Sí. Todos los días hay sorpresas con mi poesía.

Además de los documentales, de la poesía y de las ilustraciones. Tengo entendido que este año has realizado algunas performances ¿En que han consistido?

Mi mayor performance hasta la fecha ha sido vivir en Rusia. Es una performance que llevo a cabo día a día, a veces de manera consciente y a veces no. Cuando es de manera consciente me suelo quedar en el nivel de que es una performance respecto a mí misma. Otras veces llego al nivel de implicar a otras personas en ella u ofrecer algo a los demás mediante ella. Eso me permite ser algo desvergonzada porque estoy dentro de cierto personaje. Me ha llegado a suceder que cosas como ir disfrazada por la calle, que en España puedes hacer de manera más o menos normal, en Rusia te paran para preguntarte cuál es el concepto, cuál es la idea. Me sucede que a veces no sé que contestar cual es la idea de algo. Son cosas que simplemente hago. Eso es algo muy ruso: preguntar cuál es el concepto de algo que no entienden. Yo creo que en España las cosas cosas que no podemos entender se aceptan y se asimilan mejor. Allí más miedo cuando no se puede entender algo que los demás hacen.

Aparte de vivir en Rusia, mí primera performance con la que más o menos comencé a consolidarme como artista fue el año pasado en un festival que podría traducir como Festival del Suelo Negro. Era un festival que organizamos un grupo de personas y yo en Voronezh, ciudad donde estoy viviendo. El festival trataba sobre la congelación del suelo en invierno y los efectos filosóficos que eso tiene sobre la gente. Era un tema súper abstracto y espiritual. No podría explicarlo de manera breve. Sería como intentar explicar “a saudade”, que es algo intrínsecamente gallego y portugués. Se puede explicar a gente de fuera, pero nunca se va a llegar a entender de la misma forma casi visceral que lo entenderíamos los gallegos. Por lo que simplemente vamos a decir que el festival trataba de eso. Nos inventamos un artista que no existía para personificar ciertas creaciones que teníamos sobre ese tema. Este artista ficticio tenía un discurso sobre que las cosas cuando se congelan se pausan y es un tiempo de reflexión. Exponía fotografías que luego enterraba bajo el suelo. Lo que hice yo en ese festival fue personificar el suelo. Me vestí de suelo con un disfraz precioso y lo que iba haciendo era dar calor a botes de cristal con tierra no congelada que había por toda la ciudad en medio de la nieve. La gente celebraba la congelación de ese suelo y yo reivindicaba el calor de ese suelo. Como siempre yo llevando la contraria. Soy como Catwoman. Cuando me obligan a ser demasiado mala me vuelvo buena y cuando me obligan a ser demasiado buena me vuelvo mala.

Mi performance más reciente ha sido un streap tease que tenía muchas ganas de hacer desde hace tiempo. Fue en un espectáculo que se llamaba «El show de todo». Un espectáculo dadaísta circense que organizó uno de los artistas principales de Voronezh. La idea era hacerlo en petit comité entre una comunidad de artistas los cuales formamos un sindicato tras el show. Así que fue un honor que este hombre contara conmigo y ser parte de esa asociación de artistas de la ciudad porque todas son personas increíblemente brillantes, bajo mi punto de vista. Construimos entre todos este show circense y lo grabamos para que luego fuese proyectado en el Museo de Arte Contemporáneo de Moscú (MMOMA). No sé cuantas personas me habrán visto las tetas, pero yo estoy muy contenta. Lo que yo quería hacer era un streap tease basado no tanto en la sexualidad, sino en el erotismo. Podría decir que tenía rasgos un tanto infantiles. Lo tomé como una declaración de amor hacia mi propio cuerpo y hacia sensaciones que tengo conmigo misma.

¿Crees que seguirás en Rusia mucho tiempo o ya estás pensando en el próximo destino donde aterrizar con tu cámara?

Este es un tema complicado. Desde hace unos días me ha surgido la idea de ir a estudiar un máster de dirección cinematográfica a Argentina en la misma facultad de cine donde estudió el que actualmente es mi director de cine favorito, Lisandro Alonso. El objetivo principal es llegar a estar en contacto con este hombre porque estoy convencida de que haremos una película juntos. Simplemente tengo que hallar el modo de ir hasta él. Conseguiré encontrarlo en persona, le diré por qué quiero trabajar con él y estoy segura de que él va a estar interesado en mí. De hecho es un sentimiento muy fuerte que tengo y creo que va a ser una relación personal muy azul. Lo que pasa es que no tengo muy claro si ha llegado el momento de irme o no de Rusia. No sé hasta que punto tengo una incapacidad para decirle adiós a este lugar o hasta que punto me quedan cosas por hacer aquí. Sé que me quedan cosas por hacer, pero tampoco quiero arriesgarme a estancarme aquí y hacerme más vieja. Yo tengo un grave problema con cumplir años y la angustia que ello me acarrea. El año que viene tendré ya veinticuatro. Esto me deprime un poquito. Es una decisión que tengo que tomar, pero si no es este año será el siguiente. Latinoamérica es el siguiente punto. Estuve ya a punto de irme allí cuando fue lo de la caravana de hondureños que iba hacia Estados Unidos. Irme allí con la cámara a México, unirme y grabar. Lo que pasa es que en ese momento estaba pasando por unos problemas de salud, pero la próxima vez que ocurra algo así yo voy a ser la primera que aparezca allí con la cámara. Mis padres, por desgracia para ellos, ya lo saben e intentan asimilarlo.